sábado, 7 de septiembre de 2013

Alegía y pena del amor -de Rafael de León (Recitado)

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Mira cómo se me pone
la piel cuando te recuerdo.

Por la garganta me sube
un río de sangre fresco
de la herida que atraviesa
de parte a parte mi cuerpo.
Tengo clavos en las manos
y cuchillos en los dedos
y en mi sien una corona
hecha de alfileres negros.

Mira cómo se me pone
la piel ca vez que me acuerdo
que soy un hombre casao
y sin embargo, te quiero.

Entre tu casa y mi casa
hay un muro de silencio,
de ortigas y de chumberas,
de cal, de arena, de viento,
de madreselvas oscuras
y de vidrios en acecho.
Un muro para que nunca
lo pueda saltar el pueblo
que anda rondando la llave
que guarda nuestro secreto.
¡Y yo sé bien que me quieres!
¡Y tú sabes que te quiero!
Y lo sabemos los dos
y nadie puede saberlo.

¡Ay, pena, penita, pena
de nuestro amor en silencio!
¡Ay, qué alegría, alegría,
quererte como te quiero!

Cuando por la noche a solas
me quedo con tu recuerdo
derribaría la pared
que separa nuestro sueño,
rompería con mis manos
de tu cancela los hierros,
con tal de verme a tu vera,
tormento de mis tormentos,
y te estaría besando
hasta quitarte el aliento.
Y luego, qué se me daba
quedarme en tus brazos muerto.

¡Ay, qué alegría y qué pena
quererte como te quiero!

Nuestro amor es agonía,
luto, angustia, llanto, miedo,
muerte, pena, sangre, vida,
luna, rosa, sol y viento.
Es morirse a cada paso
y seguir viviendo luego
con una espada de punta
siempre pendiente del techo.

Salgo de mi casa al campo
sólo con tu pensamiento,
para acariciar a solas
la tela de aquel pañuelo
que se te cayó un domingo
cuando venías del pueblo
y que no te he dicho nunca,
mi vida, que yo lo tengo.
Y lo estrujo entre mis manos
lo mismo que un limón nuevo,
y miro tus iniciales
y las repito en silencio
para que ni el campo sepa
lo que yo te estoy queriendo.

Ayer, en la Plaza Nueva,
—vida, no vuelvas a hacerlo—
te vi besar a mi niño,
a mi niño el más pequeño,
y cómo lo besarías
—¡ay, Virgen de los Remedios!—
que fue la primera vez
que a mí me distes un beso.
Llegué corriendo a mi casa,
alcé mi niño del suelo
y sin que nadie me viera,
como un ladrón en acecho,
en su cara de amapola
mordió mi boca tu beso.

¡Ay, qué alegría y qué pena
quererte como te quiero!

Mira, pase lo que pase,
aunque se hunda el firmamento,
aunque tu nombre y el mío
lo pisoteen por el suelo,
y aunque la tierra se abra
y aun cuando lo sepa el pueblo
y ponga nuestra bandera
de amor a los cuatro vientos,
sígueme queriendo así,
tormento de mis tormentos.

¡Ay, qué alegría y qué pena
quererte como te quiero!

Rafael de León

8 comentarios:

José Lozano Chica dijo...

Es pena o alegría amar así, de esa manera.Es amor, puro amor. Es la energía que mueve al mundo el combustible de la vida.¡No importa no alcanzar lo que se ama! es incluso necesario que se mantenga lejos, que no se deje poseer. A la sombra del amor, agazapado, siempre va el deseo de poseer, esperando cobrar su presa.

Tania Alegria dijo...

Mis congratulaciones por traer a su página a Rafael de León. Considero ese poema uno de los más bellos del idioma español. Gracias por ese momento.
Desde Lisboa, un saludo cordial y un abrazo fraterno.

Tania Alegria dijo...

Mis congratulaciones por traer a su página a Rafael de León. Considero que ese es uno de los más bellos poemas en idioma español. Gracias por este momento.
Desde Lisboa, un saludo cordial y un abrazo fraterno.

BARROSO dijo...

Gracias a usted, Tania. ¿Cómo no recitar a Don Rafael de León, siendo sevillana como él? Un verdadero placer leer su comentario. Muchas gracias por él y por su visita.

JUAN dijo...

Maravillosa interpretación a uno de los grandes poetas de la copla.

Te envío un saludo y un abrazo. Juan.

JUAN dijo...

Hola Ana: Mucho tiempo sin comentarte.

Te decía, lo mismo que te digo ahora. Has hecho una excelente interpretación a uno de los grandes poetas de la copla, el que fuera también gran amigo de Lorca.

Te envío un saludo y un abrazo. Juan.

JUAN dijo...

Un gran poema de Rafael, el gran poeta de la copla.
Tenías que ser sevillana. Lo digo por el gracejo al recitar.

Muy bueno Ana. Te envío un beso. Juan

BARROSO dijo...

Hola Juan, te mando un fuerte abrazo, he estado un poco retirada de los blogs, pero intentaré retomarlos con más asiduidad. Espero que estés bien. Te mando un gran beso!!